lunes, 30 de marzo de 2009

Recuerdos

Siempre fuiste frágil
como un cristal en nuestras manos,
como la joya más preciada
te cuidábamos cada mañana,
temíamos hasta del viento
por que te lastimaba hasta
el tiempo,
Tu alma pura nunca se detenía
siempre en la lucha permanecía,
la muerte nunca te acobardó,
pero dejarnos solos era tu mayor temor,
sonreías aún en medio de tu dolor,
y ponías tus fuerzas en Dios,
pasabas noches enteras sin dormir
estando siempre así, paciente hasta el fín
nada te podía derrotar,
tampoco podías las cosas cambiar
te aferrabas a Dios en tu clamor
y en tu rostro se veía el resplandor
de su sublime amor,
decías cada momento que nos amarías
mas allá de tu último aliento,
Llegó el día de tu partida y fue doloroso
saber que ya no vendrías,
pero hasta ahora nos mantiene la fe
y la esperanza que nos enseñaste,
por ello sentimos que estas aquí y
nunca sentiremos que te marchaste.

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