Al decirte hola por primera vez
en mi corazón surgió un
profundo suspiro,
unas ansias indescriptibles
de mirarte y seguir sosteniendo
tus cálidas manos,
eres un hermoso ángel que
Dios envió a mi vida para
darle luz, solo puedo darte
gracias por existir,
gracias por regalarle
alegría a mis tristezas.
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